“…El tsunami llegó hasta aquí,
Lo vi venir…”
Así dice una canción del genio de Gustavo Cerati y, realmente, creo que ni el presidente ni el hincha más escéptico del Barcelona se veía venir este Affaire Messi o Messi Gate a partir del 25 de Agosto, cuando Messi tomó la decisión de dar por terminado unilateralmente el contrato que lo unía a la entidad catalana. La noticia fue, sin dudas, un verdadero “tsunami culé”. En este caso “NO lo vi venir”. En ese momento me sorprendió la actitud de Lionel, les soy absolutamente sincero. Diez días antes hice un podcast donde expresaba que Messi debía esperar a terminar su contrato frente a un nuevo DT, nuevos compañeros y, el año próximo, un nuevo Presidente. Pero no aguantó y creyó que tenía la llave para terminarlo antes.
Hace unas horas conocimos el desenlace (definitivo o parcial?) del asunto: finalmente no se va. Pero por qué llegó a esta instancia Lionel Messi?
El primer argumento es netamente deportivo. El gran objetivo de Messi, deportivamente hablando, ha sido, es y será ganar la Champions League. El siempre habla de la Champions cuando se inicia cada temporada en el Barcelona, y especialmente en las últimas donde asumió claramente la capitanía y el papel de referente. Ya la ganó en cuatro ocasiones (2006 – 2009 – 2011 – 2015), pero no ha quedado conforme, quiero ganar otra más. Su segundo objetivo es ganar con la Selección Argentina un Mundial o, al menos, una Copa América. Y ahí está dolido porque nunca lo consiguió. Pero repito, su obsesión es, sin dudas, volver a ganar la Champions League, muy por arriba de obtener la Liga local, las copas españolas, el mundial de clubes…Ni se pueden comparar con aquel logro, a ojos del joven santafesino hincha de Newell´s.
Hete aquí que, hace dos años, cuando el Barsa fue eliminado de la Champions por la Roma en forma inesperada y hasta un poco absurda (ganó 4-1 la ida y perdió la vuelta 0-3!), ya empezó a madurar la idea de alejarse de su amado club. Ahí empezó a pensarlo, pero vaya que le llevó tiempo tomar la decisión. Más tarde, al trago amargo de la Roma en Cuartos de Final de Champions 2018, le siguió la dolorosa y sorprendente eliminación vs Liverpool en Semifinales de Champions 2019. Los ingleses de Klopp – que fueron los campeones, finalmente – le dieron vuelta un 3-0 de la ida con una dolorosa goleada x 4 0 en terreno inglés. Y en la Champions actual, el golpe de nocaut, lapidario y furibundo, fue la estrepitosa goleada que le propinó el Bayern Múnich por 8-2, en los Cuartos de Final a partido único. La goleada fue degradante y humillante en el resultado y en el juego, que fue lo peor, sin dudas. Tocó fondo el Barsa, cayó al segundo subsuelo. Y seguramente, ese mismo día, Lío dijo “basta”, no va más. No es casualidad, es causalidad. Se terminó de dar cuenta que ese tridente MSN (Messi Suarez Neymar) que obtuvo la Champions League en el 2015 había pasado a ser la última trilogía triunfadora. Se fue Neymar y nunca tuvo reemplazo. Un rato antes se habían ido Xavi e Iniesta y el grandioso Dani Alves. Busquets, Jordi, Suarez y Piquet envejecieron y/o se lesionaron. Barcelona, especialmente en este último año, pasó a ser excesivamente “Messi Dependiente”. Todo el juego gira en torno a él, dependiendo de sus asistencias y de sus goles de manera harto significativa. No llegaron refuerzos de jerarquía, los que llegaron se lesionaron asiduamente. Ni Valverde, y aún menos Setién, lograron encontrar un funcionamiento acorde a la historia culé y con la calidad y energía que un equipo con pretensiones debería haber mostrado. Muchas frustraciones en torno a su torneo más preciado y con cierta tendencia negativa y/o proclive a la decadencia, cada vez peor.
Un segundo fundamento es el factor humano. Buena parte de sus amigos son o han sido futbolistas. Algunos ya no están en el Barsa y otros se están alejando ahora: Vidal, Suarez (hasta hoy se iba a la Juventus, veremos). Y como si esto fuera poco, Barcelona es su hogar, el lugar donde se crió, donde ha vivido veinte años, o sea, 2/3 de su vida, donde formó su familia, su residencia, el colegio de sus hijos, sus restaurantes, sus paseos, toda su vida gira en torno a la ciudad catalana. Hasta su mujer, junto a las de Suarez y Fábregas, tuvo durante unos años una franquicia de una zapatería muy consagrada de Argentina. Ese nexo amistoso podría generarlo rápidamente con el Kun Agúero en el Manchester City – Inglaterra – o con Di María y Neymar en el PSG – Francia.
Y el otro aspecto que también influyó sin dudas es el dirigencial. Claramente, hoy su relación con el presidente de Barcelona Josep María Bartomeu (lo es desde Julio 2015) es nula, vengativa y cruel. Según el propio jugador, tuvo que enviar el burofax porque se cansó de comentárselo al presidente y que éste no lo tomara en serio. De un tiempo a esta parte, Messi ha sido muy crítico de la dirigencia que encabeza Bartomeu. Uno de los puntos culminantes fue a principios de Febrero del presente año cuando el entonces secretario técnico, Eric Abidal, había afirmado que los jugadores no estaban trabajando bien con el entonces DT, Ernesto Valverde. El presidente apoyó primariamente esa declaración fuerte del francés, pero luego quedó golpeado porque Messi salió a criticar duramente esas declaraciones, afirmando que debían hacerse más responsables de lo que decían y, además, lo único que lograban era ensuciar a todo el plantel alimentando rumores que no eran ciertos. Fíjense que hoy, siete meses más tarde, ni Abidal ni Valverde están en sus cargos, Messi acaba de intentar irse y quién sabe si el presidente llegará a las próximas elecciones de Marzo 2021. Punto de discordia evidente al que hoy mismo Messi hizo referencia con mayores detalles y “disparos”.
“…No me voy,
me quedó aquí…”
En la misma canción, Gustavo menciona estas frases. Y es que cuando parecía que Lio se ponía la 10 del City o que el PSG apostaba fuerte para llevárselo, apareció la opción de quedarse. En realidad, la esgrimió Jose Bartameu y no pudieron doblegarlo, ni Messi, ni su padre ni sus abogados. Chapeau para el presidente del Barsa y, al mismo tiempo, tarjeta amarilla (o roja) para los asesores letrados de L10 que no tuvieron argumentos para rebatir la decisión dirigencial sin llevarla a juicio. Así fue nomás que ayer, viernes 4 de setiembre, Messi decidió seguir en Barcelona, de manera totalmente forzada, a mi modesto entender. El creía que podía irse del Barcelona con el pase en su poder sin abonar la cláusula de rescisión (Aclaración: La cláusula de rescisión es un método que utilizan los clubes de fútbol para blindar a sus estrellas. Una cantidad económica que habría que pagar para ‘liberar’ a dicho jugador, como si fuera una indemnización por hacerte con los servicios de un deportista que todavía tiene contrato en vigor)., pero no fue así. No lo dejaron. El cuerpo legal del club culé se encargó de frenar el impulso mesiático y sus consecuencias. Y estamos hablando de “la” cláusula de rescisión que asciende a la astronómica suma de 700 millones de Euros. Así lo había convenido con el Presidente del Barcelona FC. Aún más, Bartomeu, quedó grabado en un video en el que claramente expresaba que el astro argentino se podría ir antes de arrancar la temporada 2020-21, la que está por comenzar el próximo fin de semana. Esta opción es la misma que habían firmado oportunamente Xavi, Iniesta y Puyol. Tal como les dije más arriba, el 10 debió claudicar en sus deseos y manifestó su deseo de quedarse a jugar y a competir una vez más, vistiendo la casaca azulgrana. Nunca se le pasó por la cabeza tener una salida litigiosa a punto tal de hacerle juicio al club de sus amores…
“… Nunca haría una cosa así. Repito, me quería ir y estaba en todo mi derecho, porque lo decía el contrato que podía quedar libre. Y no es ‘me voy y ya está’. Era me voy y me costaba muchísimo. Me quería ir porque pensaba en vivir feliz mis últimos años de fútbol. Este último año no encontré la felicidad dentro del club… ”
“— Voy a seguir en el Barça y mi actitud no va a cambiar por más que me haya querido ir. Voy a dar lo mejor. Siempre quiero ganar, soy competitivo y no me gusta perder a nada. Siempre quiero lo mejor para el club, para el vestuario y para mí. Lo dije en su momento que no nos daba para ganar la Champions. Ahora no sé qué va a pasar. Hay un entrenador nuevo y una idea nueva. Eso es bueno, pero después hay que ver cómo responde el equipo y si nos va a dar o no para competir. Yo lo que puedo decir es que me quedo y voy a dar el máximo…”
Lo leo a Lio y me queda un sabor amargo. El había tomado la decisión de pegar el portazo. La había masticado durante dos años hasta que la escupió. Pero las condiciones legales y económicas que creía tener a su favor, parecen no ser tales y lo obligan a quedarse en su club, muy a desgano, seguramente generando y reviviendo todas las dudas futbolísticas que lo llevaron a esta frustrada emigración.
Si yo pudiera darle un consejo le diría algo similar a lo que dijeron Carlos Bianchi y Sergio Ramos. A esta altura de su carrera y luego de todo lo que ha brindado, Messi se merece jugar en donde le plazca, en donde se sienta feliz, cómodo, motivado. Dentro de un plantel que persiga el mismo objetivo que él tiene – Champions League – y que tenga las habilidades y potencial para alcanzarlo. Puede y merece disfrutar de su profesión. Ojalá que vuelva a conseguirlo.
“… Todo se movió y es mejor quedarse quieto
Pronto saldrá el sol
Y algún daño repondremos…”
Hemos atravesado una especie de larga noche que ha envuelto a todo Barcelona (y a buena parte del globo terráqueo futbolero) desde el envío del burofax de Messi. Una noche prolongada y oscura, llena de vicisitudes, de rumores, de idas y vueltas, de encuentros y desencuentros, de broncas y paradas de carro, de informes y de contestaciones, de reuniones y almuerzos. Ojalá que pronto salga el sol, como dice Gustavo en esta hermosa canción. Y ojalá que Messi encuentre el destino que merece. No me canso de decirlo. Tanto él como CR7 llevan 12/13 años de un altísimo nivel futbolístico. Pasaron, pasan y pasarán los Kaká, Buffon, Iniesta, Xavi, Casillas, Rivery, Neymar, Modric, Kroos, Neuer, Benzema, Salah, Mané, Muller, Lewandowski, pero Messi y Ronaldo quedan y perduran. No podemos darnos el lujo de que uno de ellos pierda la alegría de jugar al fútbol. Quienes amamos este deporte siempre les estaremos muy agradecidos.
Miles de chicos – mis hijos en primera fila – seguirán frenando sus vidas cada vez que Messi se haga presente en cualquier pantalla, teléfono o aparato que lo muestre jugando al fútbol. Y muchos grandes también. Ahora nuestro deseo en común es que vuelva a las canchas lo antes posible y en todo su esplendor, como nos viene acostumbrando desde hace más de una década. Verlo a Messi jugar nuevamente volverá a generar expectativa, asombro, reverencia, reconocimiento, aplausos, vivas, gritos, loas. El fútbol hoy también está en cuarentena, pero, a diferencia del COVID, tenemos la vacuna: Lionel Messi. Ojalá nos pinche pronto…
Infectólogo: MARCELO MOSQUITA MORTOLA
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