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A partir del lamentable suceso de Kobe Bryant, entre los muchos datos que surgieron como consecuencia de la necesidad de repasar su vida deportiva, apareció que solamente usó dos números en sus musculosas basquetbolísticas: el 8 y el 24. La historia cuenta que en sus inicios en el campus Adidas ABCD el dorsal que utilizó fue el 143. Luego, al llegar a la NBA, debió modificarlo ya que no se permitían números de tres cifras. De este modo, no tuvo mejor idea que sumar los tres dígitos… y así surgió el número 8. Ese fue el número con el que cimentó su leyenda en las primeras 10 temporadas, pero, en la 2006-07 lo decidió cambiar. Kobe no ha dejado claro el uso del 24, aunque se llegó a hablar de la ‘continuidad del legado de Jordan (el siguiente al 23!).
Si miramos algunos números de su extraordinaria carrera, podemos decir que jugó 1.346 partidos, de los cuales ganó 836, convirtió 33.643 tantos (3er máximo anotador de la historia de la NBA), alcanzó los 25 tantos de promedio por partido, estuvo 48.638 minutos en cancha, jugó 20 temporadas en la NBA, siempre con los Ángeles Lakers, en su mejor temporada su promedio de tantos fue 35,4 por partido, 45,2% fue su porcentaje de aciertos de tiros de campo, ganó 5 anillos de la NBA (2000, 2001, 2002, 2009 y 2010) y ganó 2 medallas de oro olímpicas (2008 y 2012). Números harto elocuentes, verdad?
Se me ocurrió indagar en otros números de camiseta famosos y, obviamente, el que enseguida aparece (y para mí se lleva el primer puesto) es el 23 de Michael Jordan. Emblemático como ninguno. Cuenta la leyenda que Michael lo eligió cuando estaba en la universidad de Carolina del Norte, después de que su hermano mayor se quedara con su número favorito: el 45. «Él tenía más derecho a escoger que yo. Así que me decidí por el que más se acercara a la mitad de ese número, que era 22 y medio. Por eso me quedé con el 23». A partir de su uso y abuso en Chicago Bulls, cientos de basquetbolistas lo han utilizado. Lo más curioso es que el 11 de abril de 2003, cuando Michael Jordan disputó un partido con su equipo los Washington Wizards, los Miami Heat decidieron retirar el número 23 de su equipo, aunque nunca jugó un solo partido con ellos. «Nadie más vestirá el número 23 en los Miami Heat. Tú eres el mejor», le dijo el presidente de los Heat y ex entrenador Pat Reilly a Jordan ese día.
Y es tal la dimensión del Número 23, que ha trascendido al Básquetbol y en deportes como el fútbol, el handball, o el hockey, muchos jugadores han utilizado este número en honor al gran M.J. Por ejemplo, Beckham llegó al Real Madrid en el 2003 y enseguida pidió usar el número 23. Lo mismo pasó con Sneijder y Ozil.
Ahí nomás aparece el 10, si de fútbol hablamos. Y para muchos argentinos de varias generaciones – me incluyo – “el Diez es del Diego”. Maradona se puso la 10 y no se la sacará nunca, al menos para mí. Acá es fácil saber cómo se origina este idilio: en fútbol, el más habilidoso, el mejor jugador – generalmente, – el más gambeteador, el más desequilibrante, tiene que usar la 10. Hoy escucho a mis hijos (18 y 14 años) que se preguntan viendo un partido “… cómo? El 10 no es titular en este equipo? …” A tal punto hemos asociado al 10 con el jugador infaltable en cualquier equipo de fútbol.
Ronaldo. El 9 suele ser el número que luce el goleador del equipo en la espalda, pero a esa constante, Ronaldo – el brasileño que jugó entre 1993 y 2011 – le agregó su impronta personal. El delantero brasileño usó ese dorsal en la mayoría de los equipos que jugó y fue el pionero en los apodos con la inicial del jugador y luego el nombre (R9), que luego adoptaron Ronaldinho (R10) y Cristiano Ronaldo (CR7), entre otros.

Paolo Maldini jugó toda su vida en el AC Milan. Desde 1984 hasta el 2009, sí, tal como leen, 25 años jugando en el mismo equipo! Es uno de los jugadores históricos de este equipo italiano y siempre lució el número 3 en la espalda tanto en el Milan como en la selección. El club ‘rossonero’ decidió retirar ese dorsal para que nadie más lo pueda usar, solamente alguno de los hijos del zaguero milanista podrá volver a ponerse la camiseta con el número 3.

Otro que siempre jugó en el mismo equipo y lo hizo desde 1972 hasta 1991, o sea, 19 años fue Ricardo Enrique Bochini, el Bocha, en el Club Atlético Independiente. Máximo ídolo indiscutido del club, en pocos días tendrá el honor de que el estadio de Independiente pase a tener su nombre – más que merecido. Y el Bocha fue, es y será el 10 Rojo, para siempre. En los últimos tiempos, varias veces he escuchado a mis amigos del Diablo Rojo decir “… Nene, hace honor a esa camiseta que es la que usaba el Bocha!… “

Javier Zanetti se parece al caso de Maldini. Llegó al Inter de Milán en 1995 proveniente del Banfield y se quedó hasta el 2014 cuando se despidió del fútbol. Tanto en el Inter como en la Selección argentina, el ‘Pupi’ siempre lució el 4 en su espalda y el cuadro ‘neroazurro’ decidió retirar ese dorsal.

Cruyff usó el número 14. No está muy claro el verdadero motivo sobre el porqué uso ese dorsal. La versión principal es que, momentos previos a la disputa del partido entre Ajax y PSV, Gerrie Mühren no encontraba su camiseta habitual con el número 7, por lo que fue el propio Johan Cruyff, quien le ofreció que llevara el 9 (como había portado en las jornadas anteriores) y él cogió al azar una del cesto de los suplentes y ésta fue la que llevaba el dorsal número 14. Como el partido salió muy bien y Cruyff era un tanto supersticioso, decidió que a partir de aquel momento el 14 sería Su número. Cuando Cruyff fichó en 1973 por el Barça, la liga española solo permitía llevar los dorsales del 1 al 11 a los titulares, motivo por el que la mayoría de los partidos que disputó con el club azulgrana fue con el 9 a la espalda, pero siempre que tuvo la oportunidad de vestir la camiseta con el 14 lo hacía (fuese un encuentro no oficial o amistoso). Durante el Mundial de Fútbol que se disputó en Alemania Occidental en 1974, el seleccionador de los Países Bajos decidió otorgar los dorsales a los jugadores por orden alfabético y así fue para todos los componentes de la Selección Holandesa, excepto para Cruyff que se empeñó en usar la bendita camiseta número 14, y lo logró. Como dato curioso también cabe destacar que su hijo, Jordi Cruyff, sí pudo jugar con el dorsal 14 durante los años que vistió como culé.

Un caso particular es el de Iván Zamorano. Cuando Inter de Milán lo compró al Real Madrid en 1996, decidió mimarlo y le dio el número 9 a la espalda, su favorito. Sin embargo, en 1998, al Inter de Milán llegó el brasileño Ronaldo y el chileno perdió su número para dárselo a su nuevo compañero. Pero no se rindió en su empeño de llevar su dígito favorito en su espalda. Y le hizo una solicitud al club: llevar el número 18, al que él pícaramente le puso un signo de adición (+) para que la suma la hiciera el público en las tribunas: 1+8 = 9!

Otro caso raro fue el del delantero marroquí Hicham Zerouali. En su paso por el club escocés Aberdeen, dado que su apodo era “Cero”, pidió llevar ese número en la espalda. Pero a los dueños del fútbol escocés no les hizo mucha gracia la jugada del delantero y al año siguiente decidieron prohibir el número cero en dicha liga.

Otro que marcó un hito fue nada menos que Ronaldinho. Cuando la magia del brasileño llegó a San Siro, él quería el número 10, que en esos momentos estaba en manos del holandés Clarence Seedorf y el Milán tenía la política de no cambiar números. Entonces escogió el extravagante número 80, el año de su nacimiento, y de esta manera inició una tendencia que se extendió a jugadores como Andriy Shevchenko, que eligió el 76, o Mathieu Flamini, que tenía el 84.

Cuando Derek Jordan regresó al club Hibernian en 2008, lo hizo con el 01 en la espalda. Esto se debió a que se encontró con que el 10 que le había pertenecido por años lo tenía otro compañero del club. Por eso, en vez de elegir otro número, decidió no cambiar de dígitos, sino de orden: se puso así el 01 en la espalda, hasta que pudo volver a usar el número 10 al año siguiente.

Edgar Davids usó el número 1 en el Barton entre los años 2012 y 2014. Saben por qué? Es que el mediocampista holandés combinaba sus actividades de jugador con las de técnico, de ahí que decidió ponerse la camiseta con el 1 estampado en la espalda. Original, no? El sí que era un número 1, dentro y fuera de la cancha…

Y ustedes, ¿qué número prefieren? Yo siempre amé el 14 porque era el número de cumpleaños de mi padre y se transformó en mi favorito…

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Acerca de

Periodista Deportivo recibido en el Círculo de Periodistas Deportivos en 1989. Socio vitalicio del Círculo de Periodistas Deportivos. Experiencia en radio, revistas y periódicos. Práctica de prensa en Copa América 1997. Conferencias Scaloni 2022/23 Cronista de los Premios Olimpia anualmente

Publicado en CUENTAS CLARAS