Catorce jugadores, más de un equipo titular, dejaron Boca Juniors desde que perdió la final de la Copa Libertadores con su archirrival, apenas dos meses atrás. Podríamos armar una formación con tres suplentes, increíble, no? Sería la siguiente: en el arco Rossi, aclarando que no lo dejaron ir a USA pero está camino a irse a Chile, o su suplente, Lampe – el boliviano que llegó, entrenó, se hizo hincha pero nunca jugó!. La defensa estaría conformada por Jara o Peruzzi, Matellán, Balerdi o Heredia y Olaza. El mediocampo es terrible, sin dudas, el lugar de la cancha en donde más perdió el xeneize, nada menos que Pablo Pérez, Barrios y Gago. Y arriba jugarían Espinoza, el Chapita Reitegui y Cardona, Qué tal! Y como si esto fuera poco, también tenemos DT para el equipo de los exiliados: Guillermo Barros Schelotto. Lo cierto es que la sangría de la Copa quedó perfectamente reflejada en este hecho claro, evidente y donde la estadística, como siempre, no falla. Dejó su huella perder la final, sin dudas.
Por algo somos latinos, no? Siempre que hay un “fracaso futbolístico” es necesario encontrar responsables… Y la tienen que pagar, por supuesto. Además, en esos momentos es cuando afloran todas y cada una de las diferencias internas del plantel que hasta ahora se venían manteniendo “calmas” gracias a los logros y triunfos. Una derrota significativa o una eliminación son algo así como el gatillo del revólver. A partir de ese hito, se pueden desencadenar todos los cortocircuitos, peleas, discusiones que hasta ese momento permanecían latentes pero controlados. Y hasta puede generar mucho ruido. Se acaba la paciencia, alguno habla de más, hasta se llega a romper algún código. Y no hay vuelta atrás. Es necesario hacer cirugía. Los mismos no pueden seguir… sacaron los trapitos al sol y ya se secaron en forma definitiva. Hay una frase popular que tiene mucha validez: “los triunfos tapan todo” … es así, sin dudas. Doy fe.
Está claro que los tiempos se han acortado, que la ansiedad es un mal de muchos, que la vorágine futbolísticamente pide buenos resultados “para ayer” pero también se evidencia que es puramente teórico hablar de “proyecto futbolístico” cuando se contrata un DT. Los resultados incidirán en la continuidad o no del entrenador, sin dudas. Y los casos extremos son muy reconocidos: Bauza 8 meses en el seleccionado argentino, Batista poco más de un año, Sampaoli 13 meses, Lopetegui en Real Madrid 4 meses, Pastoriza en Atlético Madrid 35 días, Ischia en Racing 5 partidos, Borghi 5 meses en Boca, J. J. Lopez 4 meses en Ríver, entre otros.
En algunos países como Francia y España se exagera a tal punto que, ante un fracaso, echan al entrenador y si el nuevo no arranca bien, terminan volviendo a controlar al anterior, como les conté la semana pasada con los casos de Henry en Mónaco y Calleja en Villarreal. En oposición a ello están los germanos, por ejemplo, quienes fracasaron estrepitosamente en el Mundial de Rusia (se fueron en 1ra ronda) y no dudaron en mantener a su DT Joachim Low, quien ya lleva 13 años al frente del seleccionado alemán.
A partir de estos nefastos sucesos, bienvenida la renovación… a usted estábamos esperando. La recibimos con los brazos abiertos. Nadie mejor que ella para generar nuevas expectativas. Borrón y cuenta nueva. “Empezamos de cero, eh!” Acá gana el jugador que quedó relegado o marcado por el dt anterior. Salió el sol de nuevo, es tu oportunidad para volver a mostrarte, no la desaproveches. Y desde el punto de vista anímico, ayuda mucho nuevos integrantes en un plantel golpeado o dolorido. Que vengan con otra energía, con otro entusiasmo, sin la mochila de haber perdido algo grande. En eso está Boca en estos días… también San Lorenzo… Un poco menos Huracán…. Veremos cuán rápido pueden salir de su letargo, cuánto puede inculcarles su nuevo conductor entre lo que quiere cambiar y desea mantener y si el nuevo horizonte tiene “Alfaro” como una estrella en pos de alcanzar éxitos y consagraciones o “Almirón” para ver y observar lo que otros no perciben o “Mohamed” los pies para darme cuenta que no estoy soñando y el Globo está en lo más alto de la tabla. De ilusiones también se vive, no?
Tenés cambio?
Pro Marcelo