JJOO BUENOS AIRES: UNA MEDALLA AL ESFUERZO

Llegaron sin hacer tanto ruido y poco a poco fueron ganando nuestra atención y entusiasmo. Sin dudas, los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018 han sido un verdadero éxito, superando todas las expectativas. Si por ejemplo pensamos en la masiva convocatoria, más de un millón de espectadores es una cifra que ni el más optimista hubiera esperado. Ojalá que este boom hacia el deporte y la sana competencia sea aprovechado por clubes, dirigentes, auspiciantes privados y entidades públicas para forjar un crecimiento paulatino e ininterrumpido, día a día y no solamente cada 2 o 4 años. Y si a eso le sumamos la aparición de nuevas disciplinas, una excelente organización, mucha seguridad, planificación detallada y una gran infraestructura, el combo termina siendo perfecto. Y como si esto fuera poco, gozamos viendo a los representantes argentinos conquistar medallas en deportes tradicionales y no tradicionales, en asignaturas cuasi desconocidas y exóticas. Pero hay una medalla más valiosa aún que yo quiero resaltar. En cada declaración de los ganadores hemos escuchado frases como éstas: “… Persevera y triunfarás… Esto es fruto del trabajo de los últimos xxx años… Tantos meses de práctica valieron la pena…. Hemos hecho mucho sacrificio para llegar al objetivo…” A modo de ejemplo, las chicas del beach handball, las Kamikazes, se trazaron una obsesión: entonar el himno nacional en la premiación del 13 de octubre y para eso había que conseguir el oro. Se prepararon como nunca, hasta entrenaron en una cancha con poca arena y muchas piedras… y lo lograron. En ellas, y en cada uno del resto de los deportistas, se evidenció el valor del esfuerzo realizado en pos de conseguir un resultado. Sin dudas, ‘el esfuerzo tiene premio’. Esta es una de mis frases preferidas y últimamente la repito más que antes, porque en los últimos años perdió vigencia.

Nosotros vimos a nuestros abuelos y padres trabajar para ganar el pan de cada día. Hoy lo hacemos nosotros y somos el espejo en donde se miran nuestros hijos. Lamentablemente desde hace unos cuantos años se ha generado otro modelo que permitiría conseguir resultados sin ningún esfuerzo o apenas con poco. Por eso, y con los JJOO Buenos Aires como la foto más representativa, quiero reivindicar el valor del trabajo. Nada se logra sin esfuerzo, sin preparación, sin transpirar, sin sufrir, sin estudiar, sin practicar, sin trabajar. Y estos JJOO nos han traído una medalla gloriosa: la medalla al esfuerzo realizado. Más allá de que después se pueda obtener la de oro, la de plata, la de bronce o ninguna, lo que nadie podrá quitarles es la medalla al sacrificio de estos años para llegar hasta este momento sublime y glorioso de competir en un juego olímpico representando a su país. Y como si esto fuera poco, piensen que estamos hablando de jóvenes de entre 15 y 18 años, o sea, de personas que están en el inicio de su vida. Que el modelo de los jóvenes vuelva a ser el de “persevera y triunfarás” el de “el esfuerzo tiene su premio” me llena de orgullo y optimismo. Bienvenidos y muchas gracias a estos Juegos Olímpicos de la Juventud…

El lunes pasado junto a mi hijo menor hicimos tres horas y media de cola bajo un sol intenso y abrasador para poder ver la semifinal del futsal de los JJOO, en Tecnópolis. Cuando ingresamos al estadio, nos acomodamos, saciamos nuestra sed de gaseosa, vimos cómo Rusia le ganaba a Egipto con más cabeza que juego, y a partir de ahí empezamos a “vivir” el clásico Argentina – Brasil. Si bien fue en “versión Futsal”, el hecho de que mi hijo pudiera percibir por primera vez el folklore que envuelve a esta superclásico futbolero de Sudamérica fue una experiencia inolvidable. Los cánticos, las cargadas, las rimas, los saltos, los bailes, los gritos, la salida de los equipos a la cancha, el himno, el arranque del partido, en síntesis, toda la previa – incluida la ola que importamos de los mexicanos – tuvo ese color especial tan típico, que mi hijo disfrutó a pleno. Y luego el partido, un clásico jugado como tal. Con garra, con pierna fuerte, con nervios, con festejos y con quejas, con gritos, con arengas a la hinchada, con locura cuando empatamos, con “uhhhhhhhhhh” cuando el palo dijo no y desazón cuando nos hicieron el tercero + tristeza cuando finalizó el partido, con derrota incluida. Fue vivido a pleno por los 6500 corazones que estábamos en el estadio, incluido mi hijo, por supuesto, a quien en varios momentos miré y percibí cómo estaba disfrutando. No hay dudas, acá también el esfuerzo tuvo su premio…

MAMAndale saludos a todas las MAMAs de la familia
MAMArcelo

Acerca de

Periodista Deportivo recibido en el Círculo de Periodistas Deportivos en 1989. Socio vitalicio del Círculo de Periodistas Deportivos. Experiencia en radio, revistas y periódicos. Práctica de prensa en Copa América 1997. Conferencias Scaloni 2022/23 Cronista de los Premios Olimpia anualmente

Publicado en PELOTA PARADA